El pasado mes de enero en el Foro Económico Mundial en Davos, Larry Fynk, CEO de BlackRock, el mayor gestor a de fondos de inversión del mundo, denunciaba la polarización en torno a la inversión ASG (Ambiental, Social y Gobierno Corporativo) debido al enfrentamiento de posiciones que está generando estos fondos por su falta de credibilidad e incoherencia, a pesar de ello en la última década las empresas han incorporado las sostenibilidad en su estrategia, donde los inversores han incorporado más de 35 billones de euros.
A principios de enero de este año, Forética, la entidad referencia de RSE y sostenibilidad en España, presentaba el informe de tendencias ESG de 2023, poniendo en el contexto social, económico, laboral y político hablaba del “primer invierno” de la sostenibilidad. Según este informe de FORETICA: “Los fundamentos de la sostenibilidad siguen intactos a pesar del entorno incierto en el que nos encontramos. Desde el punto de vista económico, la transición puede generar hasta 12 billones de dólares de valor añadido durante las próximas décadas, lo que explica que el compromiso inversor no se haya desvanecido a pesar de las turbulencias en los mercados.”
Los CEO ven en la sostenibilidad una estrategia que da solución a los retos que amenazan la rentabilidad del negocio, como la satisfacción de los inversores o del regulador, la eficiencia en el uso de recursos, la visión del negocio ante los riesgos, dominados principalmente por la sostenibilidad y la geopolítica; entre otros. Así, se prevé que “los aspectos ASG seguirán siendo una prioridad para los CEO a través de una mayor interiorización en la toma de decisiones”. Según ese mismo informe de FORETICA.
Además el constante “bombardeo” de legislación que abre nuevas oportunidades como la comunicación presentada por Bruselas plantea una Ley Europea para la Industria Cero Emisiones para impulsar la producción industrial de tecnologías clave. Una ley que incluirá un marco regulatorio simplificado para las instalaciones de fabricación de productos clave para la neutralidad climática, en línea con el anuncio de la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, en el Foro Económico Mundial.
La nueva regulación da gran relevancia a los criterios ASG la gestión de la cadena de proveedores tal y como sostienen la Directiva de Información de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) y el anteproyecto de Ley sobre Diligencia Debida en Derechos Humanos.
También se pone la lupa en la cadena de valor y la implementación de proyectos que utilizan blockchain para garantizar la transparencia y trazabilidad.
El área medioambiental se convierte en el centro de la estrategia de sostenibilidad de las organizaciones cuyo objetivo es Net-Zero en 2050. El impulso de la nueva movilidad a través del coche eléctrico con las dificultades que presenta por su autonomía, precio y la gestión de las baterías a futuro unido a las incógnitas que supone la generación de Hidrógeno verde son las principales barreras a estos objetivos.
Aunque en el aspecto negativo, me parece especialmente relevante el efecto del “GreenWashing”,utilizado para ver las malas prácticas que algunas empresas realizan cuando presentan un producto o cualquier propuesta como respetuoso ante el medio ambiente aunque en realidad, no lo sea. Estas prácticas han generado que la sociedad no vea con buenos ojos las políticas y estrategias de sostenibilidad que se perciben como campañas de marketing sin contenido real.
Según la publicación de DIRSE “¿5, 7, 8, 10? CUÁLES SON LAS TENDENCIAS ASG PARA 2023” “La digitalización se consolida como una palanca robusta a favor del desarrollo sostenible. La inteligencia artificial, el blockchain y el metaverso se introducen cada vez más en la gestión empresarial. En este sentido, la ética en el uso de las nuevas tecnologías debe ser una responsabilidad compartida de todos los agentes que intervienen en la cadena de valor.”
Pero ¿qué pasa con la PYME? ¿Por qué no se dinamizan y promueven estas estrategias entre las PYMES? En Castilla y León el 99,9 % de las empresas son PYMES, deberían ser el motor de estas estrategias y de la mano de sus proveedores construir un tejido empresarial sostenible. Lamentablemente todas las estrategias desarrolladas por las instituciones o no llegan de manera efectiva a la pequeña empresa o el devenir del día a día siempre con urgencias, impide que los responsables de estas empresas presten atención a los cambios vertiginosos que se producen.
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